martes, 3 de marzo de 2015

Mi mejor amiga... es un chico ¿Estás bromeando? cap 12







Capitulo 12
Caminos.

 
-¡¿Qué?!- Exclamé- De verdad piensan que voy a permitir que hagas esto. Y tú- señale a Andy- piensa seguir a ese estúpido en todo lo que dice.

Qué más puedo hacer; estoy en deuda con  él.

Qué es esa deuda tan grande que tienes con él como para que…- callé un momento- como para que me traiciones.

-Sam.- Dijeron los dos; mirándome dudosos.

- Las cosas están así, los dos me han traicionado. En este momento- una lágrima amarga descendió por mi mejilla- los odios a los dos.

Callamos por un momento. Hasta que Luka recibió una llamada, se alejó un poco de nosotros. Yo quede allí de pie observando con rencor al que una vez fue mi amigo, a quien hace poco descubrí que ama y que ahora no podía perdonar.

- Al final tendremos que irnos de aquí- comentó Luka- el plan ya se puso en marcha.- Observó a su hermano-. Nos tenemos que ir lo antes posible. Trae a Sam.

-  No. No pienso ir a ningún lugar con ustedes.

-   Sam deja de ser infantil y camina.- Me reprochaba Andy mientras sujetaba mi muñeca.

-   Que no pienso ir a ningún lado.- Me zafé de su agarre.

-  Qué carajo- dijo Luka- la consientes mucho.- Se acercó a mí y me miro con autoridad-. Vamos Samantha.- En es momento lo entendí no tenia caso discutir.


Salimos del campus en dirección hacia el aeropuerto, no tuve necesidad de preguntar a donde íbamos. Luka me explicó que a partir de hoy estudiara en el extranjero y que no era una cuestión de elección. Sumándole además que quería que siguiera siendo tan buena estudiante como ahora.

Un año después.

De vez en cuando Luka venia a visitarme, aunque la velada consistía en él tratando que yo le hablara y yo observándolo con desprecio. Andy había dejado de acompañarlo. Según me explicó ese demonio, su hermano tenía asuntos que atender. No prestaba atención a sus comentarios ya no me interesaba lo que ese hacia con su vida o por lo menos eso era que yo misma me quería hacer creer. En el fondo lo seguía queriendo cada día más. Eso me hacia sentir estúpida.

- Veo que tus estudios siguen muy bien Sam. Al parecer la sangre de medico que llevas por dentro es muy espesa.- Comentaba él.

-  Como digas.- Respondí distante.

-  Sabes algo este fin de semana iremos a dar un paseo por Israel hay algo que quiero contarte.

-   Por qué tenemos que ir tan lejos. Dímelo de una vez.

-    No seas tan impaciente.

Estábamos rumbo a Israel, en un jet privado. Había elegido el asiento de la ventana. Así tenia la excusa de estar mirando las nubes y no tenia que iniciar conversaciones con ninguno. En este año había entendido que lo que menos importaba era mi opinión;  me limitaba a estudiar y obedecer.

Cerca de las dos de la tarde estábamos instalados en un lujo hotel. Mi habitación estaba llena a reventar de almohadas; acondicionada con elementos de alta tecnología y  comodidades de primera clase. Me bañe y después cambie, según Luka tenia que verlo en el lobby a las 3.

Tome el ascensor para bajar. El hotel estaba completamente vacío salvo por los empleados que me cruzaba de vez en cuando. Llegue al lobby, hay estaba él; esperándome. Confirmé  mi sospecha todo el hotel estaba vacío, esto era demasiado extraño.

-Siéntate Sam.- Me ofreció. Obedecí pero seguía recorriendo el lugar con la mirada en búsqueda de algún huésped-. No hay nadie; el hotel está reservado.- Lo mire con ojos de plato-. No es tan difícil cuando tienes contactos.

- Claro me imagino.- Hay que ver lo hace el poder. Pensé.

- Bueno Sam; como sé que te has vuelto muy impaciente con el tiempo te diré el motivo por el cual te traje hasta aquí.

- Me parece una excelente idea.

- Veras…- hizo una pausa- ya no te vas a casar conmigo.

-Cómo.- Dije dudosa.

- Así como lo oye. Se presentó una mejor situación, he cedido tu mano a un miembro que va en ascenso dentro de la organización.

- Me estas diciendo…- trataba de armar las palabras antes de pronunciarla; pero un sentimiento me detenía-. ¡Yo no soy ningún objeto!- Dije furiosa-. Al carajo tus intereses y aunque me repugne mis padres acordaron que me casaría contigo no que seria tu juguetico personal para que me pases de brazos en brazos como se te antoje.

- Entonces estas diciendo que tu vida si vale algo.- Sonrió

- Cómo te atreves.- Me acerque rápidamente hacia él-. Cómo te atreves.- Levante mi puño y lo calve en su cara con la mayor fuerza que pude ejercer-. ¡Mi vida vale mucho!

- …- hubo una gran pausa-. Que bueno que estas de regreso Sam.- Rozó su mano por donde había quedado el enrojecido de mi golpe-. Quién lo diría, tienes mucha fuerza. Sam pequeña.- Me tomó de la muñeca obligándome a caer en su pecho-. Detestaba verte tan sumisa, como si nada te importara; como si la vida ya no te importara. Tenia que buscar la manera de volverte en ti.

- No podías buscar una mejor manera.

- Ya me conoces.- Dijo calmado. En cierto modo tenía razón, esa persona que me tenía sujeta en ese momento lo conocía, sabía quien era él.

- Entonces- me aleje un poco- era una broma. No me estas regalando verdad.

-Sam.- Me miro decidido-. No era ninguna broma.

- Cómo puedes.- El odio regreso a mí-. Cuánto más planeas traicionarme.- Salí corriendo del lobby.

Esa persona que deje atrás ya no sabia quien era. Toda la vida, viví engañada. Él ya no era el Luka que tanto quería. Corrí hasta llegar al ascensor. Rápidamente lo llame.

-   Por qué se tarda tanto.- Pensé.

De momentos unas manos me sujetaron por detrás. Llevaba guantes y trataba  de ahogarme con un pañuelo que presionaba contra mi nariz y boca. Recordé algunas cosas que había escuchado de los agentes de Luka. Y mantuve la calma lo más que pude; golpeando momentáneamente sus rodillas con mis pies. El sujeto ejercía más presión.

Esto no puede ser verdad… mi vida no puede acabar aquí.

Me debilitaba rápidamente, la presión se detuvo y un golpe sordo retumbo en mi oído. Estaba tan débil que caí sin sentido al momento.

Desperté en la habitación que me habían asignado. Todo estaba oscuro ya, salvo por al luz de una pequeña lámpara en la mesita de noche. Trate de levantarme. Tenía un gran dolor de cabeza.

-      Sam, estás mejor.- Me habló una dulce voz.

-      Eso creo.- Dije incorporándome.

-      Que alivio.- Me sonrío Andy.

-       ¿Qué  paso?- Trate de preguntarle.

-       Trataron de matarte.

-      -  Eso está más que obvio.

-      -  Entonces para qué preguntas.- Se encogió de hombros.

-      Cómo me puedes responder algo así.- Dije con voz alta.

-   Sam, te lo he repetido un montón de veces eres una escandalosa.- Me dijo tranquilo.

Nos miramos un segundo y después echamos a reír. Era como en los viejos tiempos. Era tan agradable. Reímos un largo rato.

-Sabes que tu hermano planea regalarme.- Comente al final.

- Eso no es precisamente lo que va a hacer. Pero si lo sé.

- Andy por qué lo sigues en todo.- Pregunte.

- Me hizo un gran favor. Me prometió algo que es muy importante para mí. Cuando llegue el momento te lo contare. Lo importante ahora es que deberás regresar al país lo antes posible, corres un grave peligro.

- Qué esta pasando ahora o  tampoco puedes decirme.

- Tus padres han declarado la guerra contra DarkGame y los líderes de los otros bandos te ven como una amenaza.

- ¿Por qué?

- Porque no están seguro si estas del lado de nosotros o estas con ellos.

- Estoy con ustedes.- Dije casi sin pensarlo. Qué era lo que decía, cómo podía preferir estar de su lado. No debería estar con ninguno de los dos. Los dos me traicionaron. Me utilizaron.

-Sam.- Él me dedico un abrazo posesivo. Podía sentir el ritmo acelerado de mi corazón-. Ya pronto terminara toda esta locura. Pero ahora tienes que irte rápido.

- Señor Andy.- Nos interrumpieron dos de los escoltas-. Debemos llevarnos a la señorita Samantha.

- Claro.- Me alejó un poco-. Sam tienes que irte.- Me miró suplicante. Yo asentí con la cabeza y me dirigí hacia los hombres que me esperaban en la puerta.

3 años después.

-   Qué estas diciendo Camila.- Preguntaba atónita a mi amiga que estaba del otro lado del teléfono.

-  Así como lo oyes cerda. Me voy a casar. Santi me lo propuso esta mañana. Muerte de la envidia.-Comentaba ella alegre.

-     Ahhh pobre Santi, no sabe en el infierno  que se ha metido.- Decía burlona.

-     Jajaja… muy graciosa Sam.

El tiempo había pasado tan rápido ya Camila estaba apunto de graduarse y había conseguido un muy buen puesto en un bufet reconocido;  Santi había sido contratado por una multinacional. Ellos habían seguido con su relación todo este tiempo y ahora se casarían. Debo admitir que estaba muy feliz por ellos. Su pequeño cuento de hadas tendría un final feliz.

-      Debes cuidarlo mucho.- Le contentaba.

-    Eso haré. Deberás venir a la boda. Así no estés en el país no te lo perdonare sino lo haces.

-     Desde luego que estaré allí.

-    Si- casi la sentí sonreír- y no te preocupes por los comentarios que importa si vienes sola…- calló inmediatamente-. Sam lo siento no quería decir eso.

-     No te preocupes.- dije un poco opaca.

-   Que más has sabido. Él te ha llamado en estos días.- Se refería a Luka. Un buen día decidí que no podía aguantar más él peso que representaba todo esto; me escape para verlos y  contarles  toda la verdad a mis dos amigos.  Ella había corrido hacia mí abrazándome mientras rompió en lágrimas lamentándose por mi mala suerte.

-     No, hace un tiempo que no me contacta.

-      ¿Cómo va la guerra?

-      Creo que todavía sigue. La verdad, no lo sé bien.

-    Ahhh ya veo.- El silencio comenzaba a ser incómodo.

-   - Debes ponerte a dieta para poder caber en el vestido de novia.- Dije rompiendo el hielo.

-    ¡Ja! Ya quisieras, yo siempre he tenido un figura envidiable.

-    Si claro.

La conversación siguió por una hora más. Hasta que ella se quejo porque las llamadas internacionales salían muy caras. Y nos despedimos.

Había terminado mis estudios básicos antes de lo esperado. Y en medio de una discusión le había dicho a Luka que no los pensaba continuar que ya me había aburrido de todo eso y que si yo simplemente era un objeto, que por lo menos me diera la libertad para decidir sobre algo en mi vida. Él aceptó. Desde entonces he estado viviendo en una pequeña cabaña a la orilla de un acantilado donde me paso el tiempo pintando en abstracto. El demonio dice que tengo talento y se ha llevado consigo uno que otros de los cuadros en sus espontáneas y breves visitas. No me había mencionado más el incidente de mi matrimonio pero  sabía que solo era cuestión de tiempo.

Camine por la cabaña, hasta detenerme en el espejo. Me había cortado el cabello hace poco y ahora parecía más liviano; ya no había rastro de la niña que era en mi rostro. Mis rasgos se habían afilado, mis caderas se ensancharon un poco y mi cuerpo se termino de moldear. Era una mujer ahora. El teléfono sonó distrayéndome de todo.

-     Sí.- Conteste al ver que era un número desconocido.

-    Sam.- Era la voz de Luka-. El momento ha llegado mañana a las 8 sale tu vuelo a París, es hora que conozcas a tu futuro esposo. Él ya esta impaciente por verte, no creo que espere más.

-    …- Callé un momento- Está bien.– Esto era lo que había estado esperando y temiendo desde hace mucho.

-  Recuerda que ya es alguien importante en la organización. Para serte sincero desde hace poco asumió el liderazgo del bando del centro. Sabes que no te dejaría ir con alguien que no estuviera a la altura.

-     Claro, lo tendré en cuenta.- Dije distante.

-    -  Ponte muy bonita.

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