Capitulo 7
Comentarios.
-
Andy- estaba bastante nerviosa, no sabia cómo decirle a mi amigo lo que había
venido pensando- la verdad me ha dado la
sensación…- hice una pausa y respire
profundo- que ya no te importo tanto como antes.
- ¿Qué estas diciendo Sam?- Me preguntó casi atónito.
- - No se si será solo una ilusión mía, pero ya no me ves como lo hacías
antes.
- - Cómo te miraba antes.- Comentó nervioso.
- - Pues, siempre tenías una mirada algo tímida y confusa pero llena de
brillo y ahora…
- - Y ahora.- Me insistió a continuar.
- - No lo se ya no es igual. Dime Andy ya no significo tanto para ti-
agarre sus manos- ya no quieres ser mi amigo.
- - Sam.- Esquivó mi mirada. Hizo una larga pausa-. No te has puesto a
pensar que en vez de esa estupidez de que ya no te quiero como antes.- Su voz
se quebró en ese momento. Suspiró. Debió haberle molestado mucho lo que dije-.
No crees que te miro diferente, porque ahora tengo el valor de afrontar lo que
eres para mí.
-- Y ¿qué soy para ti?- Le pregunte intrigada. Él miró el piso y después
me devolvió una mirada decidida.
- - Sam, tu…
- - ¡Chicos!- Nos interrumpieron.
- - Diablos.- Masculló Andy por debajo.
- - Cómo están ustedes.- Eran los padres de Camila. Los había visto en
alguna que otra reunión; gente muy amable diferente a ella.
- - Muy bien, gracias por la preocupación.- Respondimos al tiempo.
- - Que bien, me alegro.- Comentó la madre-. Nosotros vamos a hacer
algunos trámites para que todos puedan salir de aquí.
- - Esta bien- conteste- nosotros vamos a ver a Camila.- Agarré a Andy y
nos dirigimos a la habitación donde estaba ella.
- - Espera Sam.- Andy me detuvo antes de llegar a la puerta.
- - Qué ocurre.
-
- No vez que no es un buen
momento.- Observamos hacia la puerta de la habitación. Camila estaba en una
camilla, mientras Santi se encontraba recostado en esta con la cabeza dispuesta
en camilla. Ella lo observaba.
- - Qué ocurre, vamos entremos.
- - Ahhh Sam, eres una lenta. Ya te dije que es un mal momento.-
Aparentemente lo era, aunque no entendía el por qué.
Obligada por Andy, empezamos a caminar por el
hospital. Ya me había aburrido de ver lo mismo: enfermos, doctores,
instrumentos, enfermeras, medicinas, inyecciones, el olor esterilizado que
tiene todos estos lugares. No me gustaban los hospitales eso era seguro.
- - No me gustan los hospitales.- Volví a repetir en voz alta.
- - Es extraño viniendo de una familia de médicos.
- - Tal vez por eso me desagrada.
- - Oye vamos a visitar a mi mama este sábado.- Me dijo emocionado cogiéndome
de la mano.
- - En serio, ¿podemos ir?- Le respondí mucho más emocionada, me agradaba
mucho la mama de Andy. Nos consentía mucho cuando éramos chicos, a pesar de su
trabaja siempre sacaba tiempo para su familia.
- - Si en serio, no tiene que trabajar ese día pero ira a un lugar de
descanso para personas mayores ya sabes como es. Vamos será divertido lo
prometo y hará galletas.
- - Me acabas de convencer.
Estaba terminándome de alistar. El día había
amanecido muy caluroso, llevaba una blusa de tirantes banca larga hasta debajo
de las caderas y unos pantaloncitos por encima de las rodillas, unas sandillas
bajas y mi cabello sujeto en una coleta. Era casi la hora en la que había
quedado con Andy de encontrarnos. Me mire por última vez en el espejo y dispuse a salir, deje una nota a mis padres, que
habían llegado en la madrugada, donde les informaba que iba a salir y regresaría
en la tarde. Cerré la puerta detrás de mí.
-
- Sam.- Me saludo Andy, desde su moto.
- - Espera no me digas que tú vas a manejar.
- - ¿Por qué? ¿no confías en mí?- Preguntó burlón.
- - Simplemente valoro mi vida.- Conteste con cara de pánico.
- - ¡Ja! Muy graciosa, sube de una vez.- Al final lo obedecí y subí en
ella.
Al principio iba a un ritmo suave. Cuando
entramos en carreta, aceleró el ritmo, más y más. Los vehículos a nuestro lado
pasan sin darnos cuentas. Mis nervios estaban destrozándose. Esquivaba los
autos de enfrente. Tomaba las curvas sin pensarlo, nuestros cuerpo se
inclinaban junto con la moto. Yo solo me aferraba de su cintura y hundía mi
cara en su espalda, mientras temblaba y gritaba ante cada nuevo movimiento. Él
reía ante mi reacción. Estaba loco quería matarnos a los dos. Lo sabía, no debí montarme aquí
con él, debí valorar más mi vida. Este loco nos iba a matar. Tomamos una
saliente y llegamos a una calle más angosta, no disminuía la velocidad. De
pronto frenó.
Me baje rápidamente. Las rodillas me
temblaban. Todo me temblaba. Caí por inercia en la acera.
- - Estas total y completamente loco.- Grite, necesitaba descargarme-. Si
a ti no te importa tu vida, la mía si es valioso.- Le seguía gritando con ira
en la mirada.
- Sam ya te he dicho que eres muy escandalosa- me decía mientras reía-
solo fue una broma. Baja la voz por favor.
-- ¡¡¡¡ Noooooooooo!!!! Apenas me recupere te mato, te lo juro.- Le
seguía gritando.
- - Ya esta bien.- Se colocó delante de mí y extendió su mano, después de
un segundo la acepte-. Máteme si quieres- me levantaba del piso- pero- nuestras
miradas estaban a la misma altura- jamás permitiría que te pasara algo.
- - Claro, eso no te va salvar- lo empuje- juro que te voy a matar.- Empecé
a caminar.
- - Como quieras. Vamos mamá debe estar esperando.
Entramos en el lugar. Preguntamos por la
madre de Andy pero nos dijeron que tuvo que salir rápidamente de allí y que
nos había dejado todo arreglado en la sala de estar para que pasáramos un buen
rato. Entramos en el salón, los abuelitos estaban acomodados en varios sillones.
Todos nos saludaron cariñosamente y de repente allí las vi, en una bandeja, en
una pequeña mesa. Las galletas más deliciosas de este planeta. Sin pensarlo me
tire sobre ellas y empecé a devorarlas.
- - Nena te vas a engorar si sigues comiendo así.- Me decía una señora a
unos pocos metros.
- - Eeesooo nooo impooorrrtaa.- Le decía atragantada.
- - Déjala que coma feliz.- Le contestaba otra.
- - Si sigues así le vas a dar la razón a Camila y terminaras como una
cerda.- Decía Andy mientras se disponía a quitarme la bandeja. Lo mire con
furia y gruñí por debajo-. Ok, esta bien come lo que quieras.- Decía mientras
se alejaba lentamente.
- - No saabeess cuuantoo llevooo si probar estas gaalleeetas.- Le decía aún más atragantada.
- - Ya déjala Andy.- Comentaba otro
abuelo-. Chicos que les parece si jugamos un poco.- Nos señaló una consola.
- - Claro -conteste emocionada. No era una experta pero me sabia defenderme
además eran abuelitos, sin ofenderlos, pero no me podían ganar en esto. Los
juegos de video son cosas de la juventud.
El peor error que pude cometer. Los abuelitos
no solo sabían jugar, sino que me estaban dando una paliza. Una tras otra, cualquiera que tomara el control me ganaba fácilmente. Era un juego de
estrategia en batalla. Yo no lograba completar la primera misión cuando ya era
capturada por el equipo contrario. Eso sin sumarle los comentarios de: ¡¡¡whaaaaaaaaaaaa!!! Te gane, si
toma eso; Cielos eres muy malaaaaaaaa; Eso es todo lo que tienes; Vamos por
favor te estoy ganando y eso que tengo cataratas dentro de mis cataratas.
Después de una innegable derrota. 32 a cero, sentía
mi moral destruida. Andy simplemente estaba en una esquina desde donde se
burlaba de cada una de mis derrota, una tras otra, tras otra, tras otra. Mi
aura se había vuelto negra por la decepción.
-- Vamos nena no te sientas mal.- Me decía una de la abuela, que me había
ganado 3 veces-. Nosotros no tenemos
mucho que hacer aquí. Es apenas obvio que tengamos práctica.
- - Es verdad- comentaba otro señor- además tuvimos un gran maestro.
- - Es cierto.- Empezaron a cuchichear todos.
- - A si ¿Quién?
- - El jovencito Luka, es tan adorable.- Comentó una señora con ternura.
- - Luka- dije mientras un escalofrió de mal agüero me recorría- no se
porque no me extraña.- En ese momento mi celular empezó a vibrar, mire el
numero con escepticismo.
- Hola - Conteste.
- Los oídos me
sonaban y después pensé en ti – respondía él- acaso estabas hablando de mi Sam.
- Mmmm- trague en
seco- que iba a hacer hablando de ti.- Había invocado al diablo.
- Sé que lo hacías-me
respondió- dime mi hermano esta contigo.
- Si acá esta,
necesitas que te lo pase- mire a Andy, quien me devolvió una mirada extrañado
“Luka” le dije entre labios haciéndole señas que hablaba con él.
- No, no es
necesario. Solo que cuando terminemos de hablar dile que te diga todos los
detalles de la próxima semana.
- Cómo así, no te
entiendo.
- Sam no recuerdas
que cumplo años la próxima semana.- La verdad lo había olvidado, guarde
silencio- el 19, sabes, estas cordialmente invitada. Abra una fiesta por todo
lo alto.
-Genial, me
asegurare de llevarte un regalo especial.
-Eso no será
necesario ya lo tengo arreglado.
- Qué dices. No
entiendo.
- Pues, que mi
regalo seras tú. Vas a ser mi novia esa
noche.
- ¡¡¿Quééé?!!
- Así como lo escuchas,
hasta la fiesta novia.- Echó a reír y después me colgó.
Me
encontraba atónita. Cómo que su novia. Qué quería decir todo eso.
-¡¡Andyyyyy!! – lo llame alterada.
- ¿Qué paso?
-Cómo esta eso de que voy a ser la novia del
diablo en su milenio de vida.
- Pues…- él vaciló un poco- es así como lo oyes.
Serás la novia del diablo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario