Capitulo 2. La semana.
No estaba dispuesto a perder esta
apuesta por nada del mundo, era tal vez la única oportunidad que tendría para
poder acercarme a David de forma segura. La semana acaba de comenzar, después de
nuestro pequeño encuentro pase todo el fin de semana en vela ideando la mejor
forma de hacerlo reír. Trate de recordar que le parecía cómico o divertido; pocas cosas se me venían a la mente, las pocas sonrisas que recuerdo de él son
cuando gana sus apuestas o cuando se encuentra en frente a algo potencialmente
pervertido. Definitivamente David era un caso perdido; la perfecta definición
de un chico malo.
Estaba sentado mirando al infinito mientras mi
profesor de diseño hablaba. Por ratos
cambiaba de posición para que no se
hiciera tan notorio mi total desinterés por la clase.
— Camilo. — Sentí que
alguien me tocaba la espalda mientras me llamaba para sacarme de mis
pensamientos—.
Camilo. — Volvió a repetir y voltee; atrás mio en esa
clase en particular nunca se sentaba nadie pero ahora había una joven de ojos
claros y tez pálida. La verdad aunque la estaba viendo no le prestaba atención—.
Camilo estás en otro mundo.
— Dijo segura.
— Ahhh, si eso parece.
— Conteste despreocupado.
— Es que esta pensando en la manera de
ganar su apuesta con el rey. — Escuche que comentaba de algún
lado.
—
¿Cómo saben sobre eso?
— Toda la universidad lo sabe; recuerda
que se trata del rey que es algo así como nuestra celebridad privada. — Decían de algún otro lado del salón.
—
Lo único que no sabemos, ni tampoco el resto de la universidad,
es el premio que va a conseguir el ganador. — Decía la chica detrás de mi, la mire intrigado
¿Quién era ella? —. Susana, así me llamo—
Dijo como si estuviera
contestando a mi pregunta mental.
— Eso no es algo que les intereses. Es
un asunto entra David y yo. —
Una gran cantidad de miradas asesinas caían sobre mi, por parte de todos los que se
encontraban alrededor fuesen chicas o chicos.
— Lo que tengan que ver con le rey tiene
que ver con nosotros. — Dijeron casi a unisilabo,
realmente David tenia una gran influencia en la universidad.
— Entonces
vayan y pregúntaselo a él. — Estaba furioso; me levante de
mi asiento y salí del salón.
Caminaba por los pasillos de la
facultad, no quería salir de allí porque había la posibilidad de toparme con el
rey y todavía no había pensado la manera de ganar la apuesta. Aunque era
estúpido pensar que solo por quedarme en la facultad no me lo encontraría, él
es casi el dueño de este lugar; nunca sabes donde de lo vas a encontrar
realmente. Me senté en el piso y de repente alguien se paró delante de mí. Era
un joven vestido de payaso tenia una gran peluca roja con rayos amarillos me
miraba con una gran sonrisa, de momento empezó a hacer trucos y una cantidad de
payasadas. Yo lo miraba con espanto ¿Quién o qué era este tipo? Me levante de donde estaba, empecé a caminar
no quería seguir viendo esa payasada. A unos cuantos pasos se encontraba David recostado
en el muro, llevaba unos jeans y una
camiseta negra, y encima una bata de laboratorio; lo mas seguro era que acaba de
salir de una clase. Alzó la vista y me quedó observando fijamente; suspiró y se
dirigió a mí.
— Realmente eres un aburrido Camilo. —
Decía mientras movía la cabeza de lado a lado para mostrar su decepción—.
No te dio una pizca de gracia mi amigo. — Señalaba al payaso que hacia una cara triste.
— No. —
Dije desconcertado—. Más bien me pareció un loco maniático.
— Voltee y mire al payaso que caí al piso mientras se agarraba el pecho
como si mi comentario lo hubiese lastimado—. Mentí, más bien me da miedo. —
Voltee y observe a David—. Me puedes explicar qué es
esto.
— De verdad piensas que te voy a dejar
ganar la apuesta. — Se
acercó más a mí y empezó a acariciar mi cuello con las yemas de sus dedos—.
Aunque seas tú, no puedo dejarte ganar. — Me susurraba al oído, una corriente recorrió
todo mi cuerpo—.
Me gustaría hacerte otras cosas
además de hacerte reír. — Trague en seco—.
Pero por ahora… —
Se separó y empezó a caminar— el objetivo es ganar esta apuesta; ya
nos veremos. —
Siguió caminando mientras hacia una seña con la mano a modo de despedida.
Qué había sido todo eso, en qué
carajos pensaba David. Que idea mas extraña, como si de verdad ese payaso me
iba a hacer reír; mas bien tendré pesadillas con él. Pero esto era una señal, él
no se va a dejar ganar. Tenía que pensar rápido en la manera de hacerlo reír,
porque si él gana la apuesta lo último que hará con mi cuerpo es lo que yo
tengo pensado hacer con el de él. Me sonroje antes la simple idea.
— Todavía sigues en otro mundo.
— Me dijo una voz familiar, alce
la mirada y me encontré con Susana. Allí puede detallar que era una chica delgada,
llevaba un vestido corto rosa con flores rojas y azules, lo que me llamo la
atención era que sus ojos tenían una tonalidad azulada con algunos visos dorados,
muy lindos. Pero nunca los compararía con los de David y mucho menos con los de
la hermana de él.
— Mmmm, tal vez tengas razón. —
Suspire—.
Quizás si este en otro mundo. — Empecé a caminar.
— Detente. — Dijo con tono
de autoridad—.
Está bien, te ayudare a ganar la dichosa apuesta con el rey.
— Eso me tomo por sorpresa—
¡ahhh desde el inicio es una
tontería apostar contra él! o es que no sabes eso.
— Cómo dices.
— Sacudí mi cabeza para salir de
la sorpresa que me había generado ese comentario — ¿Por qué
quieres ayudarme a ganar la apuesta? O es que acaso sabes el premio que recibirá
el ganador.
— Me volví a sonrojar mientras
una cantidad de ideas lascivas cruzaban por mi cabeza.
— No tengo la más remota idea de cual es
el dichoso premio. — Se
acomodo a un costado de la pared y movió su cabello, como tratando de pensar en
las palabras adecuadas—. Simplemente digamos que tú
necesitas ayuda para ganar, lo que es apenas obvio si compites contra el rey, y
yo pues… tengo mis intereses detrás de ayudarte. Entonces, qué dices.
— Extendió su mano—. Aceptas mi ayuda.
— Tssk, no me
interesa.
— Retrocedí su mano, alejándome lentamente de
allí—.
Ya lo había dicho antes, este es un problema entre David y yo, no necesito que
nadie se esté metiendo en esto.
Los días pasaban y mi vida se
estaba volviendo problemática; en todas
la clases, en el comedor, mientras caminaba por los pasillo, incluso en el
baño, donde quiera que estuviese me hallaba rodeado de personas que querían
conocer los detalles de la apuesta, mi relación con David y un sin fin de
cosas.
—
¡¡ Ya aléjese!! ¡¡Déjeme en paz!!
— Grite rodeado de una gran
multitud casi a la salida de la universidad—. Si tanto
interés, tiene vayan y pregúntenle a él.
— Pero
no podemos hacer eso. — Respondía
alguien—.
Es el rey sería una falta de respeto molestarlo con nuestras preguntas.
— Ese comentario me enfureció.
— Entonces a mi si pueden fastidiarme. —
Nadie respondió—.
¡¡Ahhh!! Muévanse; me largo de
aquí.
— Decía mientras caminaba empujando a todo el que se topaba en mi camino,
la furia se apoderaba de mí.
Camine a la salida, llevaba la cara roja de ira; iba maldiciendo por debajo a todo lo que estaba pasando.
— Yo lo único
que quería era una opor…. — No pude terminar la frase.
— Creíste que todo iba a ser tan fácil. —
Decía David que se hallaba a mi lado, no note en qué momento se acercó a
mí—.
Si tantos inconvenientes te esta
causando esto.
— Sujeto mi cintura y posó su rostro en el contorno de mi cara—.
Simplemente ríndete.
— Su aliento chocaba contra mi mejilla—. Te estoy dando una oportunidad, disolveremos esta
apuesta y nadie tendrá que perder.
— Pero, tú eres el rey no puedes hacer eso.
— Baje la mirada algo entristecido; él tenia una reputación y estaba orgulloso de ella. Le tomo muchos años de
sacrificio conseguirla. No podía ir pensado egoístamente y pedirle algo así.
— No te
preocupes por eso. — Hundió
su cabeza en mi cuello. A lo lejos se escucharon los gritos de sus fanáticas. En
ese momento recordé porque estaba furioso, me aleje de golpe y quede en frente
de él.
— Olvida esa
idea. —
Lo mire decidido—.
Definitivamente yo voy a ganar
esta apuesta.
— Él examino mi reacción un
momento, suspiró y se encogió de hombros.
— Como quieras. — Dijo mientras se iba.
La semana siguió avanzando; no volví
a verlo. A decir verdad esos días solo se podían definir con una palabra…
EXTRAÑOS. Durante las clase recibía a mi móvil chistes malísimos, de vez en
cuando alguien aparecía a hacer algún turco de comedia delante de mi que mas
que hacerme reír me producían escalofrió por lo retorcido del humor; más de una
vez alguien se me acerco por detrás e intento hacerme cosquillas cosa que no
funcionaba, soy casi inmune a eso. David decía que estaba muerto por dentro
cuando trababa de hacerme cosquillas. Así llego el viernes, había perdido
mucho, mucho tiempo y todavía no tenia pensado nada para ganar la apuesta. Recibí
un mensaje al celular y empecé a leerlo.
—
Ese chiste en vez de hacerme reír, creo que me
va a poner a llorar. — Decía
Susana que se encontraba inclinada en mi
hombro leyendo mi celular—. Si el objetivo es hacerte reír,
no va muy en serio que digamos.
— No creo que esta sea idea de David, es
muy simple para su estilo. — Decía mientras borraba el mensaje.
— De eso puedes estar seguro, esto no es
el estilo del rey, debe ser alguno de sus fans. — Comentaba —. El estilo del rey tiene su propia marca,
seguro esta esperando el momento indicado para atacar cuando menos lo esperes. —
Trague en seco, ella tenia razón—.
Además él te conoce demasiado bien, conoce tus debilidades… ya tenías perdida
esta batalla sin comenzar. — Susana lleva la razón y eso
solo me desmotivaba —. Vas a necesitar ayuda o esta guerra
terminara antes de que lo notes.
— Tienes toda la razón. —
Dije resignado—. Me podrías
ayudar.
— Será un placer. — Dijo con una sonrisa de superioridad en su rostro—.
Te ayudare a ganar esta apuesta.
El día había terminado, me
dirigía a mi casa. Cuando en el pasillo puede alcanzar a ver a David, parecía
estar hablando con otro muchacho más alto que él. Iba a ignorarlo pero el chico
se veía algo molesto así que me acerque. De momento el joven golpeo a David
contra la pared y se acerco a él; comencé a caminar más rápido. Para mi sorpresa el joven trataba de robarle
un beso a mi amigo; su rostros estaba a centímetros de él. Esto no lo iba a permitir en mis narices; una
cosa es que David sea un galán y otra
muy diferente que lo vayan a besar contra su voluntad. Corrí y
sujete al muchacho por la camiseta, estaba furioso y sin pensarlo planteé un
gran puño en su cara. Él cayó al piso por la fuerza del impacto. Mi amigo
miraba sorprendido la escena, yo siempre he sido una persona tranquila. El
joven se levanto y se abalanzo hacia mi, logre esquivarlo y lo golpe con la
rodilla en su abdomen, este tosió con dificultad por la falta de aire y salió
huyendo a allí.
Me encontraba agitado de espalda a
David; tratando de tomar aire para controlarme, mi respiración se hallaba
entrecortada. Cuando por fin recobre la calma iba a dar una explicación de lo
que había pasado pero algo me detuvo.
— Jajajajajaja.
— Era la melodiosa risa de David que se hallaba en el piso con las
rodillas recogidas mientras seguía riendo y moviéndose el cabello; yo
simplemente no entendía lo que le causaba gracia. Ni tampoco me importaba, él
estaba riendo muy divertido; riendo.
— Creo que ganaste.
— Escuche murmurar a alguien
detrás de mí.

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